Hace ya dos meses que no publico nada al respecto. Por fin terminé con este reto que supuso escribir estos doce relatos y grabar otras tantas canciones en seis meses.
El último relato y la consiguiente canción se pueden leer y escuchar en el blog que El Comercio habilitó para tal menester. Aquí.
Ahora, lo que viene es el siguiente reto: Publicar en las mejores condiciones posibles.
Mi sello Scaletour está varado en algún lugar del sueño. El editor que fui ha tirado la toalla. Es una cuestión de incompatibilidad genética con el músico que quiso realizar el proyecto de Toli Morilla. Editor y autor son dos enemigos naturales e íntimos. En este caso, es una cuestión de energía. No puedo ser dos al mismo tiempo. Pensar en los garbanzos y dedicarse a conseguir el dinero para llevarlos a la pota puede y debe abordarse de forma creativa (algunas veces hasta lo conseguí), pero se trata de ser creativo en un ámbito y de una forma totalmente alejada del oficio de compositor, músico, cantautor o lo que se quiera.
Es por esto, que el reto que viene es convencer a otros de que merece la pena editar en formato físico «La pasión según Mauro Aladro». Yo lo estoy, como no puede ser de otra manera. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Micro mecenazgo? ¿Pateo editorial? ¿Patrocinio? ¿Concursar en televisión? ¿Jugar la quiniela? A veces pienso cosas raras. Ya veremos.
Por el momento, doy gracias a los lectores. A los que me animaron con sus comentarios positivos y a los que dijeron que no entendían nada. Gracias a El Comercio por darme esta oportunidad y a todos los que desde el equipo de cultura del diario lo hicieron posible.